
La vida es un veloz retroceso hacia la nada,
caos perpetuo que yace bajo el manto de una bóveda celeste
que todo lo envuelve con su halo de misterio,
en el cual, aleatoriamente,
somos arrastrados como esporas mecidas por el viento a su capricho.
Cuervo de negro plumaje,
como la noche más oscura,
desde la cúspide de tu atalaya gobiernas cual vetusta gárgola los devenires de este aciago existir,
en el que sin elección primera, nos vemos imbuidos,
donde la decadencia del ser boga a la deriva en pos de unos valores, a menudo inexistentes.
Atrás quedaron los verdes prados,
el eco de los susurros pasajeros ya no resuena, y los ocres atardeceres se tornarán grises,
marchitando el recuerdo de toda existencia.
Ahora todo se nubla, pero quizás puedas seguir el angosto sendero entre estos olmos centenarios,
y de vez en cuando pararte a descansar sobre el lecho de hojas caídas a mirar el cielo,
quizás recordando tiempo pasados.
Al otro lado del riachuelo nacarado, comienza la pendiente.
Aquí te espero,
sobre este acantilado de desolación,
en el que en ocasiones vierto mis frustraciones en forma de poesía,
intentando convencer a céfiro,
para que alguna te llegue.
en el cual, aleatoriamente,
somos arrastrados como esporas mecidas por el viento a su capricho.
Cuervo de negro plumaje,
como la noche más oscura,
desde la cúspide de tu atalaya gobiernas cual vetusta gárgola los devenires de este aciago existir,
en el que sin elección primera, nos vemos imbuidos,
donde la decadencia del ser boga a la deriva en pos de unos valores, a menudo inexistentes.
Atrás quedaron los verdes prados,
el eco de los susurros pasajeros ya no resuena, y los ocres atardeceres se tornarán grises,
marchitando el recuerdo de toda existencia.
Ahora todo se nubla, pero quizás puedas seguir el angosto sendero entre estos olmos centenarios,
y de vez en cuando pararte a descansar sobre el lecho de hojas caídas a mirar el cielo,
quizás recordando tiempo pasados.
Al otro lado del riachuelo nacarado, comienza la pendiente.
Aquí te espero,
sobre este acantilado de desolación,
en el que en ocasiones vierto mis frustraciones en forma de poesía,
intentando convencer a céfiro,
para que alguna te llegue.
Me ha encantado. Esa sensacion nihilista y melancolica que transmite me es familiar.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Anna Garay por tus palabras, me alegro de corazón que lo hayas disfrutado. Un fuerte abrazo y muchas gracias de nuevo por tu comentario.
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